Es necesidad hacer un post dedicado a todas las personas que
se ven obligadas a comer fuera de casa cada día, por diversos y variados
motivos. “La distancia del trabajo al hogar,
jornada partida, el poco tiempo del que se dispone para este menester
tan IMPORTANTE…”
Esto no tiene que ser
motivo para descuidar lo que
comemos y por eso os daré unos consejos, para que al final de la semana ni
sistema digestivo ni salud se sientan resentidos.
Llevaréis una dieta de acuerdo a los criterios de
alimentación equilibrada y ajustada en
calorías, a las necesidades particulares según
edad, sexo, tipo de trabajo y dedicación del tiempo de
ocio, entre otros factores.
Es precisamente, por los errores alimentarios que se constatan
a nivel global, por lo que se incluyen
una serie de consejos, que son los que habitualmente se utilizan en los
programas de Educación Nutricional y que tienen como principal objetivo, promover hábitos alimentarios que apunten a
mejorar la salud de toda la población.
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Las recomendaciones de la OMS (Organización
Mundial de la Salud) sugieren que se dedique un mínimo de 40 minutos para consumir la ración del
mediodía.
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Se debe intentar programar una hora fija para
acudir a comer y respetarla siempre que sea posible.
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Comer despacio y masticar bien, favorece una
mejor digestión de los alimentos y reduce la posibilidad de sufrir meteorismo o
aerofagia y otros trastornos digestivos.
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Evitar distracciones (prensa, tv…), mientras se
está comiendo.
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Si se bebe alcohol, se debe hacer con
moderación.
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Elige un menú variado que incluya alimentos de
todos los grupos básicos.
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Comer una gran variedad de alimentos, pero no en
grandes cantidades.
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De postre, selecciona fruta fresca o, de vez en
cuando, algún lácteo.
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Busca un local donde sea posible elegir
vegetales frescos (verduras, hortalizas, frutas)
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Evita raciones excesivamente grandes. Es
preferible dejar algo en el plato.
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No abuses de fritos, rebozados, empanados y
guisos con grasas.
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Como preparación culinaria, elige los alimentos
asados, a la plancha, parrilla, vapor, etc.
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Un adulto sano podría tomar una copa de vino o
una cerveza para comer, pero es preferible elegir el agua como bebida, sobre
todo si tienes que conducir o trabajar después.
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Evita comer en menos de 40-50 minutos.
Cuando tenemos claro lo conveniente de un menú adaptado a
nuestras necesidades, será fácil elegir donde lo vamos a comer.
Existen infinidad de ofertas que se pueden adaptar al modelo
de alimentación que tenemos que llevar.
Gran variedad de
alimentos. Nos asegurarnos una ración de verdura fresca, tomando una
ensalada (lechuga, tomate, zanahoria, pepino, remolacha), lo más completa
posible.
Un primer plato
podría ser, una crema de verdura, guisantes, gazpacho.
¿Qué segundo nos proponen?
Habitualmente, arroz, pasta, guisos. ¡Cuidado con estos! Porque un plato de
lentejas está bien, siempre y cuando no vaya cargadito de chorizo, morcilla,
tocino. Si el estofado está elaborado con una carne grasa, tampoco será muy
adecuado. La mejor opción sería el arroz o la pasta, siempre habrá tiempo para
compensar en la cena. No a los fritos, empanados y salsas.
Si tenemos suerte y disponen de Carnes o Pescados frescos,
elegiremos un plato a la plancha, parrilla, asado o vapor con una guarnición de
verdura.
¿Y de postre? No os dejéis seducir por tartas, mousse y
demás elaboraciones industriales que por supuesto le harán un flaco favor a
nuestra dieta. Tomaremos fruta o en su defecto yogur.
Tenemos que tomar conciencia de la importancia para nuestra
salud, de adquirir buenos hábitos,
siendo nosotros, madres y padres, los educadores con mayor capacitación para realizar este trabajo, porque lo haremos
desde el amor, cariño, y admiración que les procesamos a nuestros hijos.
Los vemos triunfar en sus vidas, haciéndose hueco en esta
sociedad que cada vez les exige más para conseguir, mantener, sobrevivir en sus
puestos de trabajo (los afortunados que lo tienen) y para ello trabajan de sol
a sol olvidándose en ocasiones de comer o comiendo un sándwich rápido para seguir. A corto plazo esa
desorganización en la alimentación les puede pasar factura. Tenemos un
devastador ejemplo en Japón donde mueren más de 10.000 jóvenes al año
por “karoshi” (muerte súbita por exceso de trabajo), y falta de tiempo para
comer.
Ya sé que algunos pensaréis, ¿exceso de trabajo? ¡Si no hay
trabajo! Lleváis razón, aunque también es cierto que quién tiene, hace más
horas que un reloj y quién no, le consume el estrés que le provoca no tenerlo,
aunque esto es otro tema a tratar.
Por ahora, ¡BUEN PROVECHO!